sábado, 13 de agosto de 2011

Pasmo nº 58: La ingenuidad de la juventud.

Ahora que he alcanzado una cierta edad en la que ya no puedo decir que soy joven sin que me de la risa floja, me causa pasmo y alucine comparar como creía yo que iban a ser ciertas cosas y como han resultado ser en realidad.

Cuando yo era joven, y viendo como eran y pensaban los jóvenes con los que yo me relacionaba, creía que cuando nos llegara la edad y el momento nadie se casaría, y menos por la iglesia. Yo creia que en su momento los que quisieran vivir en pareja lo harían sin más con total naturalidad, y que, como mucho, algunos se pasarían por el juzgado a echar la firmita por eso de tener los papeles en regla. Sinceramente en los 80 y 90 creía que eso del bodorrio de blanco, con cura y langostinos era algo a extinguir.

También creía que en un futuro nadie bautizaría a sus hijos ni les haría la primera comunión. Pensaba que la gente pasaría del que dirán y de las convenciones sociales. Pensaba que la gente era "moderna" (sea lo que sea lo que significa eso) y que seguirían siéndolo al hacerse mayores.

En misa, las veces que me tocaba ir, sólo veía abueletes y en mi inocencia hacía una (ahora lo veo) absurda secuencia lógica: si los jóvenes no van a misa será por que no creen, y si no creen no se casarán por la iglesia, ni bautizarán a sus hijos...

Me equivocaba. No sé en qué exactamente, pero me equivocaba.

También creía que cosas como el folclore en todas sus manifestaciones, los toros, etc... eran cosas de un pasado rancio y casposo que se resistía a morir todavía pero que no duraría mucho.

Pensaba que veríamos el final de cosas como las procesiones de Semana Santa por simple abandono popular, pensaba que en el S.XXI nadie salvo cuatro abuelos con el faria irían a los toros y que tal "espectáculo" moriría de muerte natural.

Pensaba que cuando yo tuviera cierta edad lo de las Jotas (en Aragón) sería cosa de museos etnográficos y que nadie en un futuro se dedicaría a tan noble manifestación artística que yo consideraba como algo totalmente casposo, rancio y propio de un pasado que ya no se correspondía con un Aragón moderno.

Vamos, que pensaba muchas cosas sobre el futuro y me equivoqué en todas. Y lo peor, lo que más me pasma, es que a veces no estoy muy seguro de si es bueno o malo que me haya equivocado.

4 comentarios:

  1. Suscribo todo lo que dices al cien por cien. Yo también pensaba esas cosas en los 80 y principios de los 90. Imagino que somos más o menos igual de "jóvenes".

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  2. ¿Y no sientes una cierta frustación al ver que tan pocas cosas han cambiado? ¿Que esa España que se nos prometía tan joven y renovada sigue teniendo tanto de la España cañí, de la "España de charanga y pandereta, devota de Frascuelo y de María"?

    A mi a veces me pasa.

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  3. Pues sí, la verdad. Por otra parte, no sólo no han desaparecido esas cosas que dices sino que han aparecido otras "moderneces" con las que tampoco me identifico, más que nada porque son un espejo de esa España cañí, el espejo "progre" por decir así. Ahora tenemos por ejemplo el Día del Orgullo Gay, un macro fiestón con la excusa de una reivindicación de derechos, que hace mucho que no cuela. O las muchas tradiciones rescatadas de los baúles de la Historia con la excusa nacionalista, que aquí seguro que a todos se nos ocurren multitud de ejempos.

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  4. Lo del Orgullo me parece tan bien (o tan mal) como las procesiones. Si unos tienen derecho a tomar las calles no veo por que los otros no. Aunque si tengo que elegir, prefiero a la gente alegre, bailando y divirtiéndose que el tétrico, macabro y morboso espectáculo de la Semana Santa. Pero esto es un gusto personal.

    En cuanto a lo de las tradiciones "rescatadas", qué me vas a contar, en Aragón también tenemos de eso. en su momento escribí un post precisamente dedicado a este fenómeno titulado precisamente "Resucitar tradiciones".

    http://eleternopasmado.blogspot.com/2009/12/pasmo-n-17-resucitar-tradiciones.html

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