Ayer recibí en mi buzón esta carta que tienen a la derecha (pulsen en la imagen para ampliar). Así, sin más, sin sobre ni nada, un folio doblado por la mitad con un folleto del PSOE dentro.
EL recurso al voto del miedo en su estado más puro, sin ambages ni vergüenzas (y encima cutre). No nos votes por lo que proponemos, sino para que no vengan los otros. Nosotros somos malos, pero los otros son peores.
Justo lo que necesita España. Un proyecto positivo e ilusionante.
Es la muestra de la desesperación de un partido que ha llegado a sus cotas más bajas en todos los aspectos tras un descenso continuado de muchos años.
Un intento de arañar votos como sea y de donde sea, aún a costa de recurrir a lo más bajo en dialéctica electoral.
En todo caso, el recurso al miedo a la derecha ha sido un clásico en la estrategia socialista. Comprensible quizás por la dispersión del voto de la izquierda, que sólo se aglutina en torno al "voto útil" cuando se les mete el miedo a la derechona. Recuerden si no el infame (aunque al menos bien realizado) "vídeo del dóberman" en el 96:
Pero parece que esto ya no funciona. Nos alertan desde el PSOE de los previsibles recortes que vendrán de mano del PP (y seguro que los habrá). Pero, ¿qué han hecho ellos en cuanto los amigos europeos, americanos y chino les dieron un toque? Recuerden el recorte del sueldo a los funcionarios (que también son trabajadores), a las pensiones, el incremento a la edad de jubilación, la desaparición del "cheque bebé".
Pero es que si gobernara la mismísima Izquierda Unida también recortaría. Hemos estado viviendo a lo grande, debemos muchísima pasta y ahora toca pagar las facturas.
El que diga que vamos a poder seguir disfrutando de la misma sanidad, la misma educación, las mismas bibliotecas, museos, subvenciones a la cultura y al cine..., o es un ingenuo o un demagogo.
Toca tiempo de recortes y ahorros. Ahora la única elección que nos queda es por dónde metemos la tijera. Por qué lado de la tela empezamos a cortar (ya llegaremos hasta donde tengamos que llegar).
El PSOE ya lo ha demostrado, del PP nos lo tememos, pero hay otras formas de enfocar el problema. Una reforma estructural y a largo plazo. No empezar a recortar por los ciudadanos (que algo nos acabará tocando) sino por las estructuras. Así aún podremos salvar algo del "Estado del bienestar" o directamente algo del Estado.
Se explica muy bien en este artículo:
La teoría de los adipocitos institucionales
EL recurso al voto del miedo en su estado más puro, sin ambages ni vergüenzas (y encima cutre). No nos votes por lo que proponemos, sino para que no vengan los otros. Nosotros somos malos, pero los otros son peores.
Justo lo que necesita España. Un proyecto positivo e ilusionante.
Es la muestra de la desesperación de un partido que ha llegado a sus cotas más bajas en todos los aspectos tras un descenso continuado de muchos años.
Un intento de arañar votos como sea y de donde sea, aún a costa de recurrir a lo más bajo en dialéctica electoral.
En todo caso, el recurso al miedo a la derecha ha sido un clásico en la estrategia socialista. Comprensible quizás por la dispersión del voto de la izquierda, que sólo se aglutina en torno al "voto útil" cuando se les mete el miedo a la derechona. Recuerden si no el infame (aunque al menos bien realizado) "vídeo del dóberman" en el 96:
Pero parece que esto ya no funciona. Nos alertan desde el PSOE de los previsibles recortes que vendrán de mano del PP (y seguro que los habrá). Pero, ¿qué han hecho ellos en cuanto los amigos europeos, americanos y chino les dieron un toque? Recuerden el recorte del sueldo a los funcionarios (que también son trabajadores), a las pensiones, el incremento a la edad de jubilación, la desaparición del "cheque bebé".
Pero es que si gobernara la mismísima Izquierda Unida también recortaría. Hemos estado viviendo a lo grande, debemos muchísima pasta y ahora toca pagar las facturas.
El que diga que vamos a poder seguir disfrutando de la misma sanidad, la misma educación, las mismas bibliotecas, museos, subvenciones a la cultura y al cine..., o es un ingenuo o un demagogo.
Toca tiempo de recortes y ahorros. Ahora la única elección que nos queda es por dónde metemos la tijera. Por qué lado de la tela empezamos a cortar (ya llegaremos hasta donde tengamos que llegar).
El PSOE ya lo ha demostrado, del PP nos lo tememos, pero hay otras formas de enfocar el problema. Una reforma estructural y a largo plazo. No empezar a recortar por los ciudadanos (que algo nos acabará tocando) sino por las estructuras. Así aún podremos salvar algo del "Estado del bienestar" o directamente algo del Estado.
Se explica muy bien en este artículo:
La teoría de los adipocitos institucionales
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