La muerte de José Luis López Vázquez me ha hecho recordar una reflexión que me he hecho varias veces y que siempre me causa cierta desazón (o pasmo, incluso).
Quizás sea porque soy muy carca, antiguo, o incluso igual es que soy un franquista de tomo y lomo tal y como algunas gentes se han atrevido a afirmar, pero el caso es que el cine español que más me gusta se hizo durante la dictadura.
Échenle un vistazo por ejemplo a Berlanga. ¿Qué prefieren; "El verdugo" (1963), "Bienvenido Mr. Marshall" (1953), "Plácido" (1961)? ¿o bien sus películas más modernas como "Moros y cristianos" (1987), "Todos a la cárcel" (1993) o "París-Tombuctú" (1999)?
Es curioso como durante el franquismo se hicieron muchas producciones de género como "Muerte de un ciclista" (policiaca) o "La Torre de los siete jorobados" (terror) - y muchas otras-. Este tipo de películas no se ha retomado en nuestro cine hasta hace relativamente pocos años y con resultados desiguales (salvando las excepciones que ustedes quieran).
Pero el género estrella del franquismo por lo menos en los primeros años, hasta que llegó el meloso y conformista cine musical - Joselito, Marisol- y las pacatas y ultraconservadoras comedias de Paco Mártínez Soria (pero divertidas las jodías, mal que me pese), fue lo que podríamos llamar "Tragicomedia Social".
Ya he nombrado la trilogía de Berlanga que constituye posiblemente la obra maestra del género, ya he dicho en el blog de Daniel que, para mi, "El verdugo" es la mejor película del cine español (es una opinión como otra cualquiera), pero recordemos estremecedoras obras como "El pisito", "El cochecito" (inolvidable Pepe Isbert) o "Historias de la radio" (también con Isbert).
Eran historias tremendas, que mezclaban magistralmente la tragedia más cruda con la comedia más aguda, de forma que muchas veces te sorprendías riendo con un nudo en la garganta.
Como en aquella ridícula (y abrumadoramente triste) escena de "Historias de la radio" en la que dos ancianos llevados por la miseria acuden a la radio vestidos de esquimales (con trineo y todo, creo recordar) para ganar unas pesetas en un absurdo concurso radiofónico, y acaban peleando de forma patética en las escaleras llevados por el ansia (y la necesidad) de llegar el primero.
Aquellas películas conseguían con habilidad esquivar una censura ignorante y obsesionada hasta límites absurdos con la más mínima referencia sexual para mostranos una cara extraordinariamente patética y descarnada de esa España atrasada, pobre y cruel.
¿Por qué cineastas extraordinariamente brillantes como Berlanga se mostraron luego mediocres cuando llegó la democracia?
¿Es posible - y voy a decir una burrada- que la censura "les viniera bien"? ¿Es posible que los censores les hicieran ser sutiles, ingeniosos y agudos y perdieran esa brillantez cuando vieron el campo abierto a su expresividad?
No lo sé, pero si fuera así, sería una gran desgracia que las trabas y límites a la libertad de expresión fueran acicates para sacar lo mejor de un artista.
Muy interesante tu reflexión. "El hambre agudiza el ingenio". La reflexión opuesta sería esta: A cineastas que han triunfado en la democracia (Almodóvar por ejemplo), ¿habrían sido tan brillantes bajo una dictadura?
ResponderEliminarAmigo Alejandro:
ResponderEliminarSí, una reflexión muy interesante. Pero fíjate que yo entiendo que hoy existe igualmente la censura, sólo que no es ejercida por un cargo administrativo o eclesiástico, sino por los productores, copados hoy por la progresía. Así, si un guión se aparta de lo "políticamente correcto" (desde el lado "progre", se entiende: pongamos por caso, una película sobre la guerra civil que mostrara las barbaridades que cometieron AMBOS bandos), no se produce. Se han cambiado el uniforme y la sotana por el talonario; se han cambiado las escenas "obscenas" por la "ortodoxia ideológica". Pero la censura sigue existiendo. Si hasta Concha Velasco, una de las "chicas de la Cruz Roja", ha tenido que hacer la zeja para poder comer (su ex la dejó literalmente en bragas).
En cuanto a la "presunta mediocridad" de los guionistas y/o directores después del franquismo, mucho me temo que se debe a razones puramente ideológicas. El comunista Berlanga "luchaba contra el franquismo" al ridiculizarlo en "Bienvenido Mr. Marshall". Pero claro, llegó la democracia (o lo-que-sea este régimen), gobiernan "los tuyos" y lo que valía contra Franco ya no vale contra "los tuyos", so pena de expulsión del Partido y anatema.
En cuanto a la pregunta de Daniel, creo que ya está contestada si tenemos en cuenta de que vivimos bajo una "dictablanda progre". La cuestión entiendo que es otra: ¿sería más visto Almodóvar en un contexto PLENAMENTE democrático y con un público con un criterio medianamente ejercitado?
Saludos,
Aguador
A ver, yo no sé qué hubiera sido de Almodóvar en la dictadura y si, en el hipotético caso de que hubiera sido director de cine, sus películas hubieran tenido éxito.
ResponderEliminarSí tengo claro, mal que le pese a Aguador, que Almódovar es probablemente el mejor director espalo en la actualidad. Sus produccciones son técnicamente impecables, muy superiores a la media nacional, los guiones son brillantes,...
Otra cosa es que sus historias nos pillen a muchos muy lejanas. Habla de unos mundos que no se parecen en nada a mi realidad cotidiana y, aun que lo que cuenta no suele interesarme demasiado suele conseguir atraparme con su buen hace como director.
No debemos dejar que nuestra ideología nos llene de prejuicios respecto a la obra de un artista. No seamos como aquellos que demonizaban a John Ford o a Clint Eastwood por "fachas".
Y creo que Almodóvar ha recibido los suficientes reconomientos internacionales como para que su valía fuera del contexto español esté más que demostrada.
En cuanto a la "censura" actual pues sí, posiblemente existe. Supongo que en todas las sociedades hay una serie de temas "intocables" que si tratas de abordarlos como artista se te van a cerrar todas las puertas.
Prueben en EEUU "paraiso de libertades" a hacer según que películas y verás lo que les pasa.
En España quizás sea especialmente evidente ya que el "artisteo" está claramente afiliado a una forma de pensamiento muy concreta y definida (ni siquiera puede decirse que son genéricamente de izquierdas).
Lo de los artistas "mediocres" es una hipótesis interesante. Cuando tenían algo que criticar eran brillantes y cuando han dejado de ser críticos han perdido "mordiente". Puede ser.
Pero sigo creyendo que cuando uno para decir algo le da 20 vueltas, recurre a imágenes literarias, metáforas,... para que el espectador entienda lo que quiere decir sin plamarlo directamente, consigue una mayor brillantez en el resultado.
Algunos lo hacen porque les sale así, otros lo hace si les obligan pero lo que en realidad les pide el cuerpo es mostrar las cosas a lo bestia, sin ningún filtro ni mesura,