martes, 15 de noviembre de 2011

Pasmo nº 71: La curiosa teoría de los "cajones mentales".


El otro día discutía yo con un tipo muy muy conservador y en un momento dado me soltó algo como: - "...porque VOSOTROS los que pensáis ESTO y lo OTRO..."

Yo frené en seco: "¡Eh, eh! ¿Quiénes somos NOSOTROS? ¿y que yo pienso QUÉ?

En algún momento de nuestra conversación se había agarrado a alguna de las cosas que yo dije y basándose en ella me había incluido por las buenas en algún grupo (quizás imaginario) de "rojos peligrosos" y automáticamente me había adscrito (pobre de mi) todas las ideas que el atribuía a ese grupo. Ya no estaba discutiendo contra mi. Estaba discutiendo con una idea mental que había superpuesto torpemente a mi humilde persona. Curiosamente otros, siguiendo el mismo procedimiento me han llamado facha e incluso franquista (atribuyéndome incluso alguna connivencia o complacencia en los crímenes de ese régimen que yo no llegué a vivir).

Todo esto me recuerda mi vieja teoría de los "cajones mentales". Supongo que la habré leído u oído en alguna parte, pero no recuerdo dónde.

La cuestión es que la mente humana no es un todo continuo sino que está dividida en compartimentos más o menos estancos que yo llamo "cajones mentales". Cuando una idea o concepto nuevo llega a nuestra mente, no puede andar suelta por ahí, sino que debe ser introducida en un cajón junto con otras ideas que consideramos, por algún motivo, similares.

Pero no sólo eso, sino que las ideas son como las cerezas, se enganchan unas a otras, de forma que cuando echamos mano de una de ellas no podemos evitar que muchas más la sigan.

Este proceso facilita y simplifica mucho nuestros procesos mentales y nos hace ser muy rápidos en nuestra comprensión del mundo, pero también nos hace caer en generalizaciones absurdas que nos hacen muy difícil razonar de forma lógica y ecuánime.

Imaginemos que, por alguna razón, hemos metido el concepto "energía nuclear" en el cajón de "FACHA". En el momento en que alguien nos dice que defiende la energía nuclear, sacamos esa idea de su cajón, arrastrando con ella muchas más. Inmediatamente, y hasta que no se demuestre lo contrario, este señor será católico, estará en contra del matrimonio homosexual, le gustarán los toros... Y aunque nos diga lo contrario, algunos dirán que lo hace para disimular o engañarnos, pero en el fondo... Esto me lo han dicho a mi cuando, enumerando mi ideario político, he tratado de demostrar que no era de derechas. Para algunas personas su cajón mental nunca miente. Yo he criticado a ZP y he sido por ello tachado de franquista diga lo que diga. Al parecer, todo es uno. No hay puntos intermedios.

Por todo ello, que un partido político se niegue a etiquetarse como de derechas o de izquierdas es algo que incomoda profundamente a cierta gente. Se empeñan en etiquetarlo como sea y algunos, agarrándose a alguna de sus propuestas, lo tacharán de izquierdista y otros de derechista. Y hablo del mismo partido. Y lo más curioso es que, molestos por su negativa a definirse según el esquema que a ellos les resulta cómodo, no lo tacharán de "moderado", sino en cualquiera de los dos casos de "extremista". ¿Puede un partido ser a la vez (según diferentes personas, eso sí) de extrema derecha y de extrema izquierda? Al parecer sí.

Pero es comprensible. Si un partido se define como de derechas o de izquierdas ya sé, en un segundo, qué defiende y qué no. Y más importante, en un segundo sé si es de los míos o no. Pero si no se define tengo que estudiar TODAS sus propuestas una a una y decidir si me convencen o no lo suficiente como para votarles. Es complejo, es fatigoso. Mucho más cómodas las etiquetas. ¡Donde va a parar!

La publicidad también funciona, creo yo, según este esquema. Cuando en un anuncio vemos a un tipo conduciendo un coche y con una rubia despampanante al lado, nadie cree (espero) que por comprarse ese coche ese pedazo de mujer vaya a aparecer en su vida.

Lo que pretende el publicista es que almacenemos ese modelo de coche en el mismo cajón en que almacenamos el sexo, o el lujo u otros conceptos que consideramos atractivos y deseables.

Cuando vayamos a comprarnos coche, tiraremos de esa marca y junto con ella (espera el publicista) saldrán enganchados otros conceptos que nos resultan positivos y refuerzan la imagen del producto.

¿Por qué si no en los anuncios de un producto como el coche, que se supone de compra razonada y comparada, casi nunca se resaltan los datos técnicos? (Muchas veces ni se nombran).

Y eso es todo. Si les convence la teoría pónganme en un buen cajón ;)

2 comentarios:

  1. Me convence! Pero es tan duro luchar contra el inconsciente que aunque nos paremos 5 minutos (a veces no hace falta más) para darnos cuenta de nuestro error asociativo, es siempre a posteriori. Porque el insconciente/subconsciente ha salido disparado en cuanto hemos oido/visto/leido el reactivo adecuado.

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  2. Claro que siempre hay quien ni se para esos 5 minutos!

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