martes, 22 de febrero de 2011

Pasmo nº 44: Pero, ¿qué c... le pasa, Sr. Savater?

No creo que vaya usted, Sr. Savater, a leer estas líneas, pero no puedo menos que escribirlas.

Vaya por delante mi respeto y mi admiración. He leido varios de sus libros (con gran placer y aprovechamiento) y sigo regularmente sus artículos, sus conferencias y sus charlas. No siempre estoy de acuerdo al 100% con todo lo que dice, pero admiro en general sus ideas y su forma de ver el mundo.

Pero ahora... Ahora me ha dejado vd. pasmadito del todo. ¿A qué han venido estas declaraciones?

Muchos entendemos, conociendo su trayectoria, el sarcasmo que hay detrás de sus palabras. Pero, ¿acaso no sabe que está usted en el "punto de mira" (en sentido figurado esta vez) de mucha gente? ¿No sabe que le tienen ganas? ¿No sabe lo fácil que es sacar de contexto algo y usarlo para atacarle?
Quizás usted me respondería que le importa tres narices lo que digan. Que usted ya tiene mucho bagaje detrás como para tener que rendir cuentas a nadie y andarse con tonterías y remilgos.
Pues mire, no. No me convence ese argumento, porque usted y su imagen, lo quiera o no, y sobre todo cuando habla de ciertas cosas, está indisolublemente unido a ese proyecto político y social que se llama UPyD. Y detrás de ese proyecto hay mucha gente que le ha puesto muchas ganas y mucha ilusión. Y esa gente no se merece esto.
Bastante complicado lo tiene ya UPyD, bastante ignorado (cuando no vilipendiado) es en los medios, para que sus propios dirigentes y representantes le pongan palos en las ruedas con declaraciones un tanto "frívolas" que todos sabemos (usted debería saber) que van a ser utilizadas de la peor manera posible.
Repito, señor Savater, aunque usted no lo quiera, aunque no le guste, representa a mucha gente. Y por eso creo (no sé si ya lo ha hecho) que debería usted pedir disculpas públicas por lo que ha dicho y aclarar (aunque a los que ya le conocemos no nos haga falta) su postura en este asunto.
Es mi opinión.
PD: Em el momento de escribir esta entrada 33.000 personas han visto este video en Youtube.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Pasmo nº 43: El fracaso escolar (y IV)

En las anteriores entregas de esta interminable entrada me he encontrado con bastante apoyo. La gente que las ha leido (los 4 ó 5 lectores que aún me quedan) se han mostrado bastante de acuerdo al menos con la teoría de lo que allí se decía.

Pues ya les anticipo que con lo que voy a decir a continuación muchos de ustedes no van a estar tan de acuerdo.

Y es que mi argumento es que una de las causas del fracaso escolar (además de las anteriormente expuestas) es la gran extensión, mal planteamiento y mala secuenciación de los contenidos que se imparten a los chavales.

Esta idea ya la defendí en una entrada anterior (Pánico en las aulas) pero si me lo pemiten la voy a desarrollar un poco más.

Para ello tengo el inmenso honor de contar con el apoyo del profesor Roberto Blanco Valdés, catedrático universitario que opina lo mismo que yo:

El fracaso escolar es un fracaso de España

Permítanme citar un fragmento:

"No es difícil suponer que las causas del fracaso serán múltiples, pero yo, como padre que, pese a tener la fortuna de no padecerlo, llevo hablando de ese problema desde hace años con mucha gente de diversas profesiones, formas de pensar y circunstancias, creo que una, entre ellas, debería ser motivo de seria reflexión: me refiero al desde mi punto de vista disparatado diseño curricular, que, a fuerza de ser excesivo, acaba provocando lo contrario de lo que supuestamente persigue: no es inclusivo, sino excluyente, pues, por desproporcionado, resulta inasumible para miles de niños que prefieren sencillamente abandonar ante su incapacidad de abarcar lo que, sin pies ni cabeza, se les pide."

Lean, se lo recomiendo, todo el artículo. Muy interesante.

Y no puedo estar más de acuerdo. Los contenidos que se imparten a los chavales son extensos y absurdamente detallados, de forma que se debe pasar por los temas de forma rápida y superficial sin que las inmensa mayoría de los alumnos puedan entender ni una mínima parte de lo que se les está intentando enseñar.

Vean a modo de ejemplo el índice de un libro de Ciencias de la Naturaleza de 1º de ESO (12 años):

Introducción a las ciencias de la naturaleza
La Tierra y su entorno
La materia en el universo
La atmosfera
La hidrosfera terrestre
La corteza terrestre
La Tierra, un planeta habitado
Clasificación de los seres vivos I. Móneras, protoctistas y hongos.
Clasificación de los seres vivos II. Plantas y animales.


Casi nada.

Y un par de páginas para ver el grado de detalle (pinchen en la imagen para ampliar):

¿De verdad creen que un chaval de 12 años debe conocer (y es capaz de comprender y asimilar)la diferencia entre "feldespatos", "micas", "piroxenos" y "anfíboles"? ¿Y qué me dicen de los "poríferos", "cnidarios", "platelmintos", "nematodos",...?

Me argumentan algunas gentes que "en otros tiempos" estudiábamos eso y más; pero seamos serios, ¿A qué llegábamos la inmensa mayoría más que a aprendernos de carrerilla un montón de cosas que al día siguiente olvidábamos gozosamente?

Y lamento decirles a los que todavía no se han enterado: los chavales hoy en día tienen muchos más estímulos y distracciones y son más críticos (rebeldes, dicen algunos) que los de "otros tiempos". Aceptan con mucha más dificultad lo de "te lo tienes que aprender porque sí" y el imponerles contenidos que les vienen grandes, que no entienden y de los que no ven la más mínima utilidad les desmotiva extraordinariamente.

Y ojo, no estoy defendiendo aquí que se reduzcan contenidos a lo loco para que aprueben más chavales y reducir así el "fracaso escolar" (entendido como nº de alumnos que no consiguen el título de turno). Lo que propongo es una reflexión seria, ponderada y consensuada (aunque sólo sea para que dure más de dos días) sobre qué deben saber o no los chavales a cada edad. Que se establezcan unos contenidos coherentes, bien estructurados y adaptados a las capacidades de los alumnos en cada etapa de su desarrollo. Y, eso sí, una vez establecidos unos contenidos mínimos coherentes y adecuados, que se exijan al 100%.

No como ahora que se imparte 100 y se exige 60 para aprobar/pasar curso/titular. ¿No sería mejor impartir 70 y exigir 70?

Aparte evidentemente de las medidas de atención a la diversidad, tanto para los menos como para los más dotados.

He dicho. Y que ancho me he quedado.

martes, 15 de febrero de 2011

Pasmo nº 42: Nivelón, nivelón...

Esta señora que van a ver y escuchar es Isabel López Chamosa. Diputada en el Congreso y Portavoz del PSOE en el Pacto de Toledo.

Al igual que en mi entrada anterior, tengo muy poco que añadir.

Quizás sólo: ¡Dios mío!

lunes, 14 de febrero de 2011

Pasmo nº 41: Alex de la Iglesia

Para los que no lo hayan visto, les dejo aquí el discurso de Alex de la Iglesia en la gala de los Goya.

Nada tengo que añadir. Poco más se puede decir y en todo caso ya lo dije en su momento.
Pues nada, ahí lo tienen. Inviertan 6 minutos y véanlo. Ya me dirán qué opinan.




Y de propina el discurso del año pasado. ¡Fuerza y honor!


miércoles, 2 de febrero de 2011

Pasmo nº 40: El fracaso escolar (III)


Sigo dándole vueltas al temita del fracaso escolar. El asunto da para mucho y yo soy un poco pesado (para qué negarlo).

Dejándonos de teorías pedagógicas más o menos chorras y de filosofías buenistas, creo que está claro que todo el mundo, al menos en algún momento de su vida, estudia porque se ve obligado a ello.

Incluso los estudiantes más aplicados y entusiastas han tenido una fase o alguna materia en concreto en que hubieran preferido hacer cualquier otra cosa antes de estar sentado ante los libros o atendiendo en clase. ¿Por qué ha seguido con ello entonces? POR OBLIGACIÓN. Es así de triste o así de duro, pero los adultos también hay muchas mañanas en que no nos levantaríamos para ir a trabajar.

Cuando yo era niño, lo teníamos claro: Los padres trabajaban y cuidaban de la casa y los hijos estudiábamos. Era lo que tocaba. Lo que HABÍA QUE HACER. Y si no alcanzabas los resultados esperados había consecuencias, más o menos duras dependiendo de la severidad de los padres y de las capacidades de cada uno.

Pensemos ahora en uno de estos muchachos abúlicos y pasotas que en el mejor de los casos en clase son un bulto sospechoso y en el peor un estorbo insalvable. ¿Qué puede hacer un profesor?

- Puede suspenderle. Pero no nos engañemos, el chaval pasa. Le da exactamente igual.
- Se le puede expulsar (siguiendo un procedimiento complejo y extremadamente garantista). El chaval estará encantado de librarse unos días del peñazo de ir a clase. Muchos reinciden inmediatamente esperando conseguir otras "vacaciones".
- Podemos (al viejo estilo) mandarle copiar mil veces la guía telefónica. Da igual, no lo va a hacer.
- Y así podríamos seguir. Acepto sugerencias.

El hecho, yo creo que innegable, es que todo lo que pueda hacer un profesor en el aspecto coercitivo para hacerle llegar a un alumno que su OBLIGACIÓN es estudiar, es inútil si no tiene un refrendo desde la familia de la criatura.

(Si, ya sé que alguien está diciendo a estas alturas que a los chavales hay que motivarlos y si no lo consigues eres un mal profesor. Les sugiero que dejen de ver "El club de los poetas muertos" y se metan en una clase de 25 "angelitos" de 13 años)

Seamos realistas, los únicos que tienen herramientas para empujar a un chaval a hacer algo (o hacerle "sufrir" las consecuencias de no hacerlo) son sus padres. Son ellos los que le pueden quitar la paga, prohibirle salir el fin de semana, tirar la consola por la ventana o no comprarle la ropita de marca que quiere.
Si lo que hace el profesor (suspender, amonestar, expulsar,...) tiene una repercusión en el hogar del alumno, estas medidas tendrán algún efecto. Si no, es como mear y no echar gota (con perdón).

Yo he visto algún pedugo de 12 años satifechísimo de si mismo y encantado de la vida con 9 ¡¡¡nueve!!! asignaturas suspendidas. Eso sí, con su cuidado corte de pelo de macarrilla y su camiseta de marca Rottweiller. Y no hablo de chavales de entornos marginales PARA NADA.

Veo una difícil solución a no ser que las familias se empiecen a concienciar de la necesidad de imponer disciplina y de inculcar a sus hijos la consciencia de que los actos tienen consecuencias. Y de que las consolas, ordenadores, televisores en el cuarto, ropita de marca, etc..., no son "gratis" sino que hay que ganárselas.

Claro, que si lo que quieres es tener al niño más güay del cole aunque suspenda todo... ¿Realmente habría que instaurar el carnet de padre por puntos?

Afortunadamente gente más lista, respetable y con influencia, tiene mis mismas opiniones: