En mi última entrada me puse a escribir sobre la estrategia del PSOE poniendo como ejemplo la nueva ley del aborto y se acabó hablando, como no, sobre el aborto.
Yo acusé a algunos antiabortistas (a los más extremos) de ser similares a los integristas islámicos y fui duramente recriminado.
Creo pues que debo explicarme con más calma.
En principio, el problema del aborto puede parecer "relativamente sencillo".
Si partimos del convenio de que toda vida humana inocente es sagrada y que su protección debe estar por encima de cualquier otro derecho, el problema está claro. Se trata de dilucidar si un feto es una "vida humana" (o sea, una persona). Incluso si se pudiera determinar el momento a partir del cual empieza a ser persona la cosa estaría acabada. Antes de ese momento sería lícito abortar libremente y después no sería lícito abortar en NINGÚN caso (salvo QUIZÁS si peligrara la vida de la madre).
El problema es que no hay NINGUNA solución objetiva ni científica a este problema. Por cada médico o científico que aporta su opinión en cualquiera de los sentidos, sale otro que le contradice. Por ello el problema pasa al campo de la moral o incluso de las creencias personales y/o religiosas.
Yo pienso que un feto es persona desde la concepción pero no tengo ningún argumento IRREBATIBLE para apoyar mi opinión. Es pues una creencia personal y subjetiva, tan válida como la del que opina lo contrario.
Si yo pretendo que una persona vaya a la cárcel a causa de MI CREENCIA subjetiva y personal (y muchas veces basada en una determinada fe) me parezco mucho a un fundamentalista islámico, que eleva la fe al rango de ley y el pecado (un concepto moral castigable en la otra vida) al rango de crimen (un concepto legal castigable a nivel humano).
¿Cómo solucionar (cómo regular) un dilema tan basado en unas creencias personales?
Complicado asunto, pero antes debemos abordar otro punto que hace que el problema sea aún menos "sencillo" de lo que nos parecía:
Desde que existe el aborto voluntario ha sido practicado. Incluso en tiempos en que estaba estrictamente prohibido como en el franquismo, la gente abortaba. Las ricas se iban a Londres o a lujosas clínicas privadas y las pobres poniendo en peligro su salud en infectos cuchitriles.
Es decir, el ilegalizar de forma absoluta el aborto es una utopía absurda, y más en una Europa con libre circulación de personas. Lo único que se conseguiría es penalizar a las personas sin recursos económicos para viajar fuera y pagarse una clínica privada. ¿De verdad quieren eso los antiabortistas? ¿Que los ricos aborten libremente y los pobres se jodan? Pues eso es lo que conseguirían y creo que negarlo es de una ingenuidad enorme.
¿Cuál es entonces la solución? Pues como el asunto de si un feto es una persona o no es irresoluble y como la gente va a seguir abortando (siempre lo han hecho) creo que lo "menos malo" es poner una ley de plazos "razonables" que impidan situaciones aberrantes como abortos a los ocho meses de embarazo...
Recordemos que una ley así NO OBLIGA a nadie a abortar. Si una persona piensa que un feto es una persona puede seguir su creencia consecuentemente. Los afectados serán los futuros hijos de las personas que legítimamente creen lo contrario.
No es una solución óptima pero este es unos de esos casos en que ésta no existe, sólo una solución menos mala que las demás.
TODOS, incluso aquellas personas con fuertes creencias religiosas tienen que reconocer que esta es una cuestión que debe resolver cada uno con su propia conciencia, y que el Estado debe regular lo menos posible.
Esta vez estoy de acuerdo contigo.
ResponderEliminarCreo que el hecho de si un embrión es o no es un ser humano ,es algo que compete a la ciencia y no a la religión.
La religión muchas veces se ha equivocado cuando ha querido meterse en temas científicos ,y cuando pide perdón por haberse equivocado lo ha hecho con siglos de retraso.
No creo que sea exactamente un asunto científico sino moral. ¿Puede la ciencia definir en que consiste una persona? Podrá dar datos (como si el feto podría sobrevivir de forma independiente o no) pero la definición última pertenece al terreno de la moral (o ética e incluso filosofía, como se quiera).
ResponderEliminarLo que pasa es que la moral es algo subjetivo y personal y no se puede elevar a la categoría de ley si no afecta a terceros. Y el problema precisamente es que la duda en este caso es si afecta a terceros o no. Por lo tanto aquí la ley debe callar y dejar el asunto en manos de la ética personal de cada uno.
Y esto debería reconocerlo incluso el que esté plenamente convencido de que un feto es persona desde la concepción. Debería reconocer que es SU OPINIÓN pero que le sirve para él sólo ya que no dispone de argumentos objetivos para imponerla a los demás.
El problema es que quien aborta porque en su opinión el feto no es humano está imponiendo su opinión... al feto.
ResponderEliminarNo obstante, tampoco tengo una opinión formada al respecto. Me cuesta creer que un ser vivo -desde la concepción lo está- sea un ser humano si no ha desarollado todavía ni un elemental sistema nervioso. Acepto que haya quien lo considere humano en atención a sus potencialidades, contenidas todas en su caudal genético, que es idéntico con una sola célula que el que tendrá de adulto hasta que muera (eso sí, con unos cuantos telómeros menos, o más cortos y desgastados, en sus cromosomas).
Sí, por supuesto, esa es la cuestión. El Estado debe intervenir sólo cuando en una cuestión eminentemente moral se afectan los derechos de un tercero. Por ello es absurdo que el Estado regule o penalice por ejemplo prácticas sexuales "no convencionales" como ocurre en algunos estados de EEUU.
ResponderEliminarEn este caso la duda (irresoluble) es si se afecta a un tercero (si el feto es persona) o no.
Como la duda es irresoluble, deberá restringirse la cuestión a una decisión personal. Y el que piense que el feto es persona deberá aguantarse, por muy duro que sea.
Si la vocación de estas personas es salvar vidas humanas seguro que encontrarán campos de actuación mucho más claros y menos controvertidos donde ejercer su aqcción bienhechora.