miércoles, 6 de julio de 2011

Pasmo nº 52: La superioridad moral

El escándalo de la SGAE ha supuesto un nuevo golpe para la presunta "superioridad moral" que a menudo exhibe la izquierda (o debería decir la "progresía").

Hace tiempo escribí una entrada en la que ya denunciaba los peligros de la creencia en la propia superioridad moral:

Sectarios

Inspirado por un frase que me pareció, y me sigue pareciendo, brillante:

"Lo específico del sectario no es la confianza ciega en lo que defiende su grupo sino el convencimiento de que las posiciones del adversario están equivocadas poco menos que por definición y son además tremendamente dañinas."

¿Y qué me lleva a tratar de nuevo este tema? Pues simplemente que he encontrado, navegando por esos mundos blogueros, una pequeña joya, un ejemplo de libro de esta forma de pensar. Un jugoso blog presuntamente de una señora que interviene regularmente en los foros de José Blanco, Leire Pajín...

Y digo presuntamente porque a veces me resulta difícil dilucidar si es un personaje real o una simple caricatura creada por un guasón o un submarino de la derecha.

Lean esta última entrada:

¿¿CULTURA DE DERECHAS??

Me ha gustado especialmente una frase:

"Lo que realmente me choca es que representantes del mundo de la cultura no simpaticen y se alineen, de forma automática, con el progreso."

La autora no comprende, obviamente, que lo que ella entiende por progreso puede no serlo para otra persona. No, el progreso es uno, el que defiende su ideología y no hay otra acepción posible.

La izquierda y la derecha, tal como yo lo entiendo, son dos formas de ver el mundo, la política y la economía. Todos de una manera u otra nos sentimos más inclinados hacia un lado o el otro, pero de ahí a pensar que, de forma total e inapelable, mi forma de ver el mundo es la correcta y que todos los que opinen lo contrario son idiotas o malvados...

Pero vean un ejemplo más de esta forma de pensar (de la misma autora):

"Los que pretenden callarnos con datos no pueden contra nosotros, porque nosotros pensamos con el corazón. Nosotros luchamos por el bien, y por eso nunca lograrán pararnos. Nosotros sólo somos una de las partes del Gran Combate de lucha en la historia, entre los que luchan por sus privilegios y los que defienden a los desfavorecidos. Nosotros estamos en el lado bueno. Eso es lo que nos da sentido, y por eso somos indestructibles.
Vamos a ganar. A por ell@s."


Analicen un momento el párrafo. Los datos no valen. Los fríos números e incluso las evidencias más claras son inútiles porque "pensamos con el corazón". ¿Es posible convencer de algo a alguien así? Rotundamente NO.


Me dirán ustedes que éste es un ejemplo aislado, que no es representativo de nada. Espero sinceramente que sea así. Porque si no, es como para tener miedo, mucho miedo.

3 comentarios:

  1. ¡Jo, chico! ¿Pero tú donde te metes a bucear?

    Lamentablemente son varios millones, en uno y otro lado, de españoles que andan por los mismos derroteros. Unos con mejor prosa que otros; pero en el fondo…

    Cayó en mis manos un libro, al que he perdido la pista, en el que asemejaba este tipo de "alienaciones" que se da en la militancia de partidos, sindicatos, religión, clubes de fútbol con el tribalismo. Era un estudio sesudo, desde el punto de vista antropológico y psicológico, en el que se mostraba el individuo con tal de sentirse identificado con el grupo, protegido en él, sacrificaba muchas de sus mejores cualidades… entre otras la independencia de criterio e incluso el criterio mismo.

    Un abrazo.

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  2. ja, ja. Todas las mañanas suelo leer el artículo que publica en su blog Santiago González, periodista de El Mundo.

    http://santiagonzalez.wordpress.com/

    Es un tío muy mordaz y con mucha gracia y también son divertidos los cientos (literalmente) de comentarios que ponen sus lectores.

    Pues bien estos lectores suelen comentar alborozados cada nueva ocurrencia de nuestra "amiga"

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  3. Y efectivamente en márketing se suele estudiar el sentido de pertenencia al grupo como una de las palancas más poderosas que mueven a la acción humana.

    Y por otra parte, como ya puse una vez en el blog de Daniel Terrassa, el gran humorista británico Terry Pratchet dijo una vez que la inteligencia de una muchedumbre es igual a la del integrante más tonto dividida por el número de sus miembros.

    ¿Se podrá aplicar a cualquier grupo humano? A veces creo que sí.

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