
Cuando uno oye hablar por primera vez de bautizos y/o comuniones laicos, no puede menos que alzar una ceja sorprendido. ¿Una nueva "genialidad" progre? ¿Una nueva manifestación del consumismo estúpido que nos invade?
Luego descubre que otros, como el inefable
JUAN MANUEL DE PRADA directamente manifiestan su indignación por lo que consideran un nuevo ataque a la religión mostrando su desprecio(con verbo florido, eso sí) hacia este tipo de ceremonias.
Y uno no puede evitar pensar un rato sobre el tema y leer alguna otra opinión. Y he llegado a algunas conclusiones, que no acaban de sofocar mis prevenciones contra estos "sacramentos" laicos. (Tradicionalmente me repelen este tipo de celebraciones y veo que ni con los ateos me voy a librar)
Creo que a estas alturas nadie se sorprende ni escandaliza si digo que los sacramentos religiosos tienen una doble dimensión o significado; uno es, obviamente, religioso pero el otro es eminentemente social. En estos tiempos inclinados quizás a un cierto laicismo, el significado religioso se diluye cada vez más (nadie me discutirá eso, creo), pero el contenido social del sacramento sigue teniendo vigente toda su significación y utilidad.
En prácticamente todas las culturas existen ceremonias que celebran ciertos hitos en la vida de las personas. Esas ceremonias en muchos casos son asimiladas por la religión preponderante. Pero hoy en día, en Occidente, se da un fenómeno inédito en gran parte de la historia de la humanidad: Muchas personas no profesan NINGUNA religión.
Mi pregunta es: si yo, no creyente, deseo celebrar que he tenido un hijo e incluso realizar un acto para presentar al nuevo miembro de la comunidad a mi familia y amigos. ¿Por qué no puedo hacerlo sin pasar por el rito de una religión en la que no creo?
Si yo deseo que en el momento de ratificar ante la sociedad la unión con la persona a la que quiero, alguien diga algunas palabras ¿por qué esa persona tiene que ser un sacerdote?
¿No tienen los no creyentes el derecho a celebrar en sociedad los principales eventos de su vida sin tener que “pasar por la vicaría” y sin que se les menosprecie o ridiculice por ello?. (Como hace el Sr. de Prada)
Si yo calificara un bautizo católico de “bufonada” o “astracanada” o dijera que los sacerdotes “farfullan” sus lecturas de los evangelios, sin duda se me tacharía de extremista, irrespetuoso o quizás incluso de maleducado, y estas son las expresiones que el Sr. de Prada utiliza para referirse a las ceremonias laicas en otro artículo de la revista
XL SEMANAL que lamentablemente no he conseguido recuperar.
En definitiva ¿es este fenómeno un ataque a la religión católica? ¿una extravagancia más? ¿O una muestra del peso de los convencionalismos sociales?
Pongámonos por un momento en el lugar de unos padres no creyentes de una criatura de 8 o 9 años. Consecuentes con su falta de fe, no tienen intención de celebrar la 1ª Comunión del tierno infante.
Ahora, explícale a la criatura porqué no va a haber fiesta, no va a haber regalos, no va a vestirse de princesita-marinerito, porqué, en definitiva, va a ser "el bicho raro" que no hace lo que hacen todos los demás compañeros. Y todos sabemos como son los niños de c...
Algunos padres (muchos) siguen la línea de mínima resistencia y, aunque no hayan ido a misa en toda su vida, celebran la comunión con todo el fasto y boato necesario y rezan sus oraciones con ferviente devoción (lo que haga falta, oiga)
Otros, los valientes, aguantan el tirón enfrentándose a abuelos, suegros, hijo/a, ..., y no celebran nada.
Y otros optan por una solución intermedia. No hacen el paripé de una ceremonia religiosa en la que no creen (que me parece incluso irrespetuoso hacia los verdaderos creyentes) y se ahorran, por lo menos, el berrinche del niño (al que, como a todos a esa edad, el sacramento se la trae al fresco mientras haya regalos). ¿Cobardes? Quizás. No menos que los primeros, en todo caso.
Asunto, en definitiva, curioso y peliagudo donde los haya, que se puede abordar desde muchos puntos de vista y donde todas las opiniones posiblemente tendrán su parte de razón, siempre que se expresen desde el respeto y la tolerancia.
Un saludo.