martes, 25 de agosto de 2009

Pasmo nº 2: Bautizos y comuniones ¿laicos?

Cuando uno oye hablar por primera vez de bautizos y/o comuniones laicos, no puede menos que alzar una ceja sorprendido. ¿Una nueva "genialidad" progre? ¿Una nueva manifestación del consumismo estúpido que nos invade?

Luego descubre que otros, como el inefable JUAN MANUEL DE PRADA directamente manifiestan su indignación por lo que consideran un nuevo ataque a la religión mostrando su desprecio(con verbo florido, eso sí) hacia este tipo de ceremonias.

Y uno no puede evitar pensar un rato sobre el tema y leer alguna otra opinión. Y he llegado a algunas conclusiones, que no acaban de sofocar mis prevenciones contra estos "sacramentos" laicos. (Tradicionalmente me repelen este tipo de celebraciones y veo que ni con los ateos me voy a librar)

Creo que a estas alturas nadie se sorprende ni escandaliza si digo que los sacramentos religiosos tienen una doble dimensión o significado; uno es, obviamente, religioso pero el otro es eminentemente social. En estos tiempos inclinados quizás a un cierto laicismo, el significado religioso se diluye cada vez más (nadie me discutirá eso, creo), pero el contenido social del sacramento sigue teniendo vigente toda su significación y utilidad.

En prácticamente todas las culturas existen ceremonias que celebran ciertos hitos en la vida de las personas. Esas ceremonias en muchos casos son asimiladas por la religión preponderante. Pero hoy en día, en Occidente, se da un fenómeno inédito en gran parte de la historia de la humanidad: Muchas personas no profesan NINGUNA religión.

Mi pregunta es: si yo, no creyente, deseo celebrar que he tenido un hijo e incluso realizar un acto para presentar al nuevo miembro de la comunidad a mi familia y amigos. ¿Por qué no puedo hacerlo sin pasar por el rito de una religión en la que no creo?

Si yo deseo que en el momento de ratificar ante la sociedad la unión con la persona a la que quiero, alguien diga algunas palabras ¿por qué esa persona tiene que ser un sacerdote?

¿No tienen los no creyentes el derecho a celebrar en sociedad los principales eventos de su vida sin tener que “pasar por la vicaría” y sin que se les menosprecie o ridiculice por ello?. (Como hace el Sr. de Prada)

Si yo calificara un bautizo católico de “bufonada” o “astracanada” o dijera que los sacerdotes “farfullan” sus lecturas de los evangelios, sin duda se me tacharía de extremista, irrespetuoso o quizás incluso de maleducado, y estas son las expresiones que el Sr. de Prada utiliza para referirse a las ceremonias laicas en otro artículo de la revista XL SEMANAL que lamentablemente no he conseguido recuperar.

En definitiva ¿es este fenómeno un ataque a la religión católica? ¿una extravagancia más? ¿O una muestra del peso de los convencionalismos sociales?

Pongámonos por un momento en el lugar de unos padres no creyentes de una criatura de 8 o 9 años. Consecuentes con su falta de fe, no tienen intención de celebrar la 1ª Comunión del tierno infante.

Ahora, explícale a la criatura porqué no va a haber fiesta, no va a haber regalos, no va a vestirse de princesita-marinerito, porqué, en definitiva, va a ser "el bicho raro" que no hace lo que hacen todos los demás compañeros. Y todos sabemos como son los niños de c...

Algunos padres (muchos) siguen la línea de mínima resistencia y, aunque no hayan ido a misa en toda su vida, celebran la comunión con todo el fasto y boato necesario y rezan sus oraciones con ferviente devoción (lo que haga falta, oiga)

Otros, los valientes, aguantan el tirón enfrentándose a abuelos, suegros, hijo/a, ..., y no celebran nada.

Y otros optan por una solución intermedia. No hacen el paripé de una ceremonia religiosa en la que no creen (que me parece incluso irrespetuoso hacia los verdaderos creyentes) y se ahorran, por lo menos, el berrinche del niño (al que, como a todos a esa edad, el sacramento se la trae al fresco mientras haya regalos). ¿Cobardes? Quizás. No menos que los primeros, en todo caso.

Asunto, en definitiva, curioso y peliagudo donde los haya, que se puede abordar desde muchos puntos de vista y donde todas las opiniones posiblemente tendrán su parte de razón, siempre que se expresen desde el respeto y la tolerancia.

Un saludo.

4 comentarios:

  1. Alguien dijo, y dijo bien, que cuando el hombre deja de creer en Dios está dispuesto a creer en cualquier cosa.
    Llevamos miles de años creyendo en lo sobrenatural. Cuando los ilustrados nos dejaron huérfanos de Dios, el vacío nos duele. Y nos duele mucho. Por eso, en la hornacina de la Virden ponemos a Santa Sofía, a Santa Democracia o lo que haga falta.
    La verdad es que el dilema es lacerante: parece claro que la Religión es una filfa (a pesar de que la mayoría de los seres humanos tienen una), pero está claro que una sociedad sin religión es algo muy, muy triste (como lo hemos visto en las sociedades comunistas).
    En fin.

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  2. Está claro que el abandono de la religión nos deja un tanto huérfanos.

    Dejando aparte la cuestión espiritual, la religión ha monopolizado y regulado gran parte de nuestra vida social y privada. Ahora vamos a tener que ir buscando otras formas de relacionarnos y de "legitimar" socialmente estas relaciones.

    Curiosamente una de las cosas que la gente echa de menos no es el aspecto espiritual, sino el fasto y la solemnidad de las ceremonias religiosas.

    Más de uno y más de dos que conozco confiesan casarse por la iglesia "porque la ceremonia es más bonita" (textual).

    Y otros protestan y rezongan cuando se trata de dar a una boda civil la solemnidad y boato de una ceremonia religiosa: "¿A quién se le ocurre vestirse de novia-novia en una boda civil?"

    Supongo que estas protestas vienen dadas por la consciencia de que gran parte del seguimiento de la religión viene dado porque nos proporciona un barniz de solemnidad y trascendencia que en otros aspectos de la vida social es difícil de encontrar.

    Efectivamente, es un dilema lacerante y un cambio de esquema complicado. Y como todo cambio (incluso los que son para mejor) supone un cierto trauma.

    Gracias por inaugurar mi blog.

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  3. Querido amigo Alejandro:

    Me alegro de hayas abierto tu blog. Será un placer seguirte y, de cuando en cuando, dejarte los comentarios que me sugieran tus escritos.
    Supongo que Luisfer es Luis Fer. Si es así, un abrazo y desearle ánimos, estoy convencido de que si se anima tendría muchas cosas que aportar. Si me estoy equivocando de persona, tanto da, mis cordiales saludos en cualquier caso.

    El “eterno pasmado” sugiere una personalidad con incapacidad intelectual para reaccionar. Te diré que debido a mi trabajo el 20 % de las personas con las que me relaciono estarían en esa categoría y no me parece que tú te puedas incluir en ella. Hasta aquí tu solvencia en el debate ha quedado suficientemente acreditada y no es posible que el adjetivo de pasmado te cuadre. Tú mismo te sabes tan rápido y certero en tu reacción dialéctica como para proponernos a tus lectores un enlace a la federación aragonesa de esgrima. Un ejemplo de tu fina ironía.

    Entrando en el tema que propones. No tengo nada en contra de que cada cual desee celebrar socialmente los acontecimientos privados que le venga en gana. Siempre y cuando cumpla dos condiciones:
    1ª No me quiera obligar, en razón de amistad o parentesco, a participar en ella.
    2º Respete el idioma. Un bautismo o una comunión (primera o decimoquinta) son cosas muy concretas, con un significado exclusivamente religioso. Lo otro, la presentación en sociedad del bebé, del púber o del casadero tendrá otro nombre, búsquese (aconsejo mirar en la tradición sueca)
    Lo dicho, me refanfinfla lo que quieran hacer, pero que no salpiquen,… por favor.

    Un fuerte abrazo para ti, para Luis Fer y la esgrima.

    Carlos56.

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  4. Estimado Carlos56:

    Tanto elogio me va a hacer sonrojar. Te aseguro que, ante el mundo que nos rodea, en muchas ocasiones mi sensación predominante es de pasmo total. (Y aparte de "estar" seguro que hay gente que piensa que "soy" un pasmado - Ah, la maravillosa lengua española-)

    No he confirmado todavía la identidad de Luisfer pero me imagino que es quien tú piensas.

    Te agradezco mucho tu comentario y me interesará mucho leerte si tienes algo que aportar en el futuro. Lo que pasa es que, al no ser un blog de política, posiblemente sea menos interesante que otros que frecuentes.

    Pero ya he dicho que no pretendo convencer a nadie ni plasmar mi opinión, sino recabar las de los demás, ya que, como "pasmado", me interesan más que las mías propias. Trato, en definitiva, de comprender un poco mejor el mundo que me rodea.

    Espero que alguna entrada te anime a ayudarme (ayudarnos a todos) con tus siempre sensatas opiniones.

    En cuanto al tema actual:

    - En lo de no "salpicar", estoy plenamente de acuerdo, pero supongo que eso es aplicable también a las ceremonias tradicionales. Yo siempre he estado de acuerdo con que la gente se case pero ¿tengo yo la culpa? Normalmente ni siquiera les he presentado... Que se casen o se bauticen, pero que no den la brasa.

    - En cuanto a lo del nombre, vale. No estaría de más ponerles nombres nuevos, aunque lo de "bautismo" se utiliza en muchos ámbitos y no sólo en el sacramental. Y es que con estas cosas es fácil caer en la "horterez" más absoluta como la "bienvenida a la ciudadanía" que apadrinó el amigo Zerolo.

    Un abrazo y recuerdos.

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