De vez en cuando me topo con un niño (menos de 12 años) con un piercing, mechas, con un gracioso mechón de pelo a modo de coleta...
Esta visión me produce una mezcla de pasmo, incomodidad y consternación.
¿Será que me estoy haciendo viejo? ¿Soy un carca irrecuperable?
Sin duda. Pero además me surgen una serie de preguntas.
El "complemento" en cuestión ¿viene de una petición del niño a la que los padres acceden? ¿o es iniciativa de los padres? Sinceramente no lo sé.
En este segundo caso ¿qué puede llevar a unos padres a realizar en sus hijos un gasto tan eminentemente suntuario y superfluo? ¿Que extraño concepto tienen de los hijos unos padres que los "adornan" con elementos totalmente propios de la moda, de la modernidad, e incluso en algunos casos de cierta rebeldía?
Y ¿no se consideraba tradicionalmente que parte de la educación consistía en enseñar a moderar los gastos y los caprichos? ¿no se trataba antes de hacer ver a los niños que no se podía conseguir todo lo que se quería? ¿No se les negaba a veces caprichos no porque no pudieran los padres permitírselo sino como simple medida educativa?
¿Qué ha cambiado? ¿Os habéis visto alguno en alguna situación parecida? ¿qué habéis hecho? ¿Habéis luchado o habéis sucumbido al "capricho"?
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