En una de mis habituales charlas con profesores de la E.S.O me comentaban su descontento por el hecho de que los exámenes extraordianarios en esta etapa no sean en septiembre sino en junio.
Es decir, si un muchacho suspende una (o muchas) asignaturas, tiene como una semana o semana y pico para preparar la prueba extraordinaria. Si no la supera, pasará de curso con esas materias pendientes o tendrá que repetir según el caso.
¿Por qué no se hacen esos exámenes en septiembre como recordamos todos los que tenemos cierta edad?
La verdad es que nadie me ha podido responder a esta cuestión, ya que parece que las pruebas de septiembre tienen evidentes ventajas:
- Los chavales tienen más tiempo para prepararse, incluso pueden ir a una academia, tener un profesor particular,...
- Se les da a los padres una herramienta de presión eficacísima ante sus hijos. El que no aprueba en junio tiene que estudiar en verano, lo cual supone un castigo doloroso para un adolescente. Con el sistema actual, y sabiendo que ya no hay nada que hacer, no hay padre que haga a su hijo repasar en verano una materia que no puede recuperar.
Además, para mayor pasmo, esta decisión es potestad de las Comunidades Autónomas y otras regiones conservan el modelo tradicional.
Y, pásmense todavía más, los profesores se proclaman totalmente en contra de esta medida. La Administración educativa aragonesa, en un "alarde democrático", ignoró y sigue ignorando totalmente la opinión de los docentes.
¿Por qué entonces? La opinión más extendida aunque creo que es más intuitiva que basada en información contrastable, es que con esta medida se quiere contentar a los padres, que están en contra de los exámenes de septiembre. ¿Y por qué estarían los padres en contra de una medida que mejoraría claramente las posibilidades de aprobar (y aprender) de sus hijos? Pues la hipótesis es que los exámenes de septiembre fastidian las vacaciones de las familias. ¿Quedarnos sin nuestro mesecito en Salou porque el c... de mates se haya cargado a nuestro vástago? Eso nunca. ¿Tener que aguantar los berrinches de la "criatura" porque le hacemos estudiar en vez de ir a la piscina? Jamás.
Es decir, si un muchacho suspende una (o muchas) asignaturas, tiene como una semana o semana y pico para preparar la prueba extraordinaria. Si no la supera, pasará de curso con esas materias pendientes o tendrá que repetir según el caso.
¿Por qué no se hacen esos exámenes en septiembre como recordamos todos los que tenemos cierta edad?
La verdad es que nadie me ha podido responder a esta cuestión, ya que parece que las pruebas de septiembre tienen evidentes ventajas:
- Los chavales tienen más tiempo para prepararse, incluso pueden ir a una academia, tener un profesor particular,...
- Se les da a los padres una herramienta de presión eficacísima ante sus hijos. El que no aprueba en junio tiene que estudiar en verano, lo cual supone un castigo doloroso para un adolescente. Con el sistema actual, y sabiendo que ya no hay nada que hacer, no hay padre que haga a su hijo repasar en verano una materia que no puede recuperar.
Además, para mayor pasmo, esta decisión es potestad de las Comunidades Autónomas y otras regiones conservan el modelo tradicional.
Y, pásmense todavía más, los profesores se proclaman totalmente en contra de esta medida. La Administración educativa aragonesa, en un "alarde democrático", ignoró y sigue ignorando totalmente la opinión de los docentes.
¿Por qué entonces? La opinión más extendida aunque creo que es más intuitiva que basada en información contrastable, es que con esta medida se quiere contentar a los padres, que están en contra de los exámenes de septiembre. ¿Y por qué estarían los padres en contra de una medida que mejoraría claramente las posibilidades de aprobar (y aprender) de sus hijos? Pues la hipótesis es que los exámenes de septiembre fastidian las vacaciones de las familias. ¿Quedarnos sin nuestro mesecito en Salou porque el c... de mates se haya cargado a nuestro vástago? Eso nunca. ¿Tener que aguantar los berrinches de la "criatura" porque le hacemos estudiar en vez de ir a la piscina? Jamás.
¿Será cierta está desmoralizadora hipótesis? ¿Son los padres actuales tan irresponsables? ¿Son nuestros gobernantes tan demagogos que pretenden conseguir votos aun perjudicando los intereses de los estudiantes (aunque éstos, claro, no lo vean así). Yo, como siempre me pasa, no tengo la respuesta, espero sinceramente que no.
Y espero que nuestras autoridades escuchen a los profesionales y, al fin y al cabo, expertos en el tema y tomen una medida tan sencilla de aplicar y que mejoraría de una manera al menos significativa el rendimiento escolar de nuestros estudiantes.
De acuerdo con tu tesis y añado:
ResponderEliminarLas estadísticas son claras: Sobre el número inicial de suspensos, las recuperaciones extraordinarias de septiembre aportan un 10% de aprobados: las realizadas en junio un 0’5 %.
Al final todo es una cuestión de respeto a las libertades frente al igualitarismo: Respetar la libertad de las familias que quieren afrontar los suspensos de su hijo o impedírselo por las bravas.
Un abrazo.