
Es difícil también negar el derecho que tienen artistas y creadores de contenidos culturales a ganar un beneficio con su trabajo. A vivir de él, vamos.
Este no es un blog que trate fundamental y exclusivamente de política (aunque como tema de actualidad surja de vez en cuando). Ya hay muchos (¿demasiados?) y de todos los colores. Tampoco es un blog con el que pretenda crear corrientes de opinión. Al contrario, quiero recabar las opiniones de los demás. Ya que mi reacción predominante ante la sociedad y la vida en general es la de "pasmo", espero que sean ustedes, amables lectores, los que me ayuden a salir de este estado.
En estos últimos días estamos asistiendo en Aragón a una curiosa polémica que a mi, como no podría ser de otra forma, me deja un poco pasmado.
El Gobierno de Aragón, del PP y recién llegado después de las últimas autonómicas, ha autorizado a la Universidad privada San Jorge a impartir el grado de Ciencias del Deporte.
Hasta ahí y en principio ningún problema, ¿no? Pues bien, pinchen en la imagen y podrán leer un artículo donde se resumen algunas de las opiniones que ha provocado este anuncio.
Hay que decir que la polémica viene dada, al parecer, porque la Universidad Pública (Universidad de Zaragoza) ya tiene implantada esta titulación en el campus de Huesca.
Para empezar con la ronda de opiniones, el rector de la Universidad de Zaragoza declara que debido a la alta calidad del grado de Ciencias del Deporte “tengo perfectos motivos para no pensar que la implantación en la privada nos dañe a la calidad ni a las expectativas” pero curiosamente y a pesar de ello, al parecer, criticó la decisión (no he podido encontrar las palabras ni los argumentos exactos con los que la criticó).
Los sindicatos estudiantiles de la Universidad de Zaragoza o al menos dos de ellos, también se pronuncian. El Colectivo de Estudiantes Universitarios Chuntos Entaban declara que esta decisión era una clara demostración de que el Gobierno le daba la misma importancia a la Universidad Pública que a la privada (dicho esto en sentido negativo, claro). El Colectivo de Estudiantes Progresistas de Aragón opina directamente que es un “atentado” contra la Universidad Pública.
Claro, aquí ya uno se empieza a preguntar cosas. Como porqué a los colectivos de estudiantes antes citados les molesta tanto que se amplíe la oferta educativa. Se supone que para futuros estudiantes es mejor tener más donde elegir. Me va pareciendo a mi que la cosa tiene un trasfondo más ideológico que otra cosa. Véanse los nombres de los sindicatos de estudiantes antes citados y se comprenderá que no son nada neutrales ideológicamente hablando.
Hablando ya en serio, el miedo a este tipo de decisiones viene de que un Grado implantado en Zaragoza (donde está la Universidad San Jorge) aunque sea privado compite fuertemente contra cualquier Grado implantado en Huesca o en Teruel, dado que la mayoría de habitantes (y por lo tanto de eventuales estudiantes) de Aragón reside en Zaragoza capital. Fíjense lo que dice el rector de la Universidad de Zaragoza respecto a la eventual implantación del Grado de Psicología en la USJ (ya existe en la pública en Teruel): “si se aprobara la implantación de la titulación de Psicología en la Universidad San Jorge produciría un daño muy importante para el centro público”.
Y aquí llegamos al nudo del debate. Yo soy un ferviente defensor de “lo público” pero, ¿debe la Administración competir con lo privado por los “clientes”? ¿O más bien la aspiración de lo público debe ser llegar ahí donde no llegue la iniciativa privada para garantizar la igualdad de oportunidades para todos?
¿Debe lo público suplir y complementar las carencias evidentes del mercado para atender en condiciones de igualdad las necesidades de TODOS los ciudadanos? ¿O debe lo público ser el único proveedor de algunos servicios y machacar o impedir cualquier iniciativa privada que le pueda hacer la competencia? (imagínense que en las cercanías de un Centro Deportivo Municipal se prohibiera la apertura de gimnasios privados para no “dañar” al centro público)
Es un debate complicado que creo que está viciado desde el principio. “Lo público” no es un fin en si mismo, es un medio. No se trata de proteger lo público “per se” ni por una cuestión ideológica. De lo que se trata es de atender las necesidades de los ciudadanos de una forma lo más eficaz y eficiente posible. A partir de ahí podemos discutir la mejor forma de hacerlo.
Si por lo menos se hablara de la vertebración del territorio, entendería el debate y habría mucho que discutir, pero estamos (están) hablando de “producir daños al centro público” y de “atentar contra la Universidad Pública”...
Y los ciudadanos ¿alguien se plantea lo que es mejor para los ciudadanos?
Por favor, que alguien me lo aclare, porque estoy hecho un lío.
Con la muerte de Fraga vuelve a despuntar un tipo de personas que últimamente están especialmente activos. Los que yo llamo antifranquistas retroactivos (o, si lo prefieren, sobrevenidos).
Como ejemplo, el otro día llegó a mi Facebook un enlace que decía:
“Transición española: se juzga al juez que intentó mirar debajo de la alfombra y se tiñe de oro la biografía de un franquista. Algo falla.”
El tema tenía decenas de comentarios indignados y super-implicados.
Es curioso que teniendo en cuenta cómo va la economía, el paro, la corrupción generalizada que afecta a los más altos organismos públicos incluidos los dos principales partidos, la intervención de la justicia por parte de los políticos, la extraordinariamente injusta ley electoral, el enorme despilfarro de las administraciones públicas (que ahora vamos a pagar entre todos con sudor y lágrimas)..., etc, etc... los únicos comentarios referentes a la política que les lees a ciertas personas sean éstos.
Encima teniendo en cuenta que la inmensa mayoría de estas personas son jóvenes (y ya no tan jóvenes) que no vivieron la transición o la vivieron de muy niños. ¿Estos son los temas políticos que REALMENTE les preocupan?¿Es lo que se dice de Fraga en los medios lo que realmente motiva los debates más enconados y viscerales?
Sí, realmente algo falla en este país.
Y es que muchos critican AHORA, desde la comodidad y seguridad que da vivir en una democracia conseguida entonces, como se hicieron las cosas en la transición. Hubieran querido una especie de juicio de Nuremberg al franquismo. Me parece estupendo, lo que pasa es que ellos NO ESTUVIERON ALLÍ. Los que DE VERDAD lucharon contra el franquismo, los que de verdad se la jugaron y de verdad sufrieron decidieron otra cosa (lean de nuevo el emotivo discurso en las Cortes de Marcelino Camacho, izquierdista nada sospechoso)
Decidieron hacer borrón y cuenta nueva, empezar de cero. Pero no sólo con el franquismo. Se amnistió a etarras que fueron puestos en libertad (muchos volvieron a delinquir y acabaron de nuevo en la cárcel), se pasaron por alto presuntos crímenes de guerra de dirigentes de la izquierda y, en definitiva, se recondujo a la extrema derecha y a la extrema izquierda al camino de la democracia (gracias a dos personajes de pasado sombrío pero cuya intervención fue decisiva: Carrillo y Fraga).
¿Y ahora personas que no vivieron aquello se permiten criticar aquellas decisiones? ¿Con qué derecho? ¿Acaso están criticando a aquellas VERDADERAS VÍCTIMAS, a aquellos auténticos luchadores por la libertad? ¿Les están llamando cobardes, traidores, colaboracionistas...?
Recuerden, señores antifranquistas de salón, que los que de verdad lucharon contra el franquismo, los que sufrieron DE VERDAD la represión, los que tenían los muertos frescos, decidieron perdonar y olvidar (al menos en el aspecto político, en el personal supongo que es imposible).
¿Fue una buena decisión? Supongo que la menos mala que se podía tomar en aquel momento. Pero desde luego, sin estar en las mismas circunstancias no seré yo el que se atreva a cuestionarla, y menos desde la comodidad y la seguridad que me da la libertad conseguida gracias a su sacrificio.
Pero no sólo lo digo yo, he oído y leído a periodistas de aquella época, AUTÉNTICOS antifranquistas, de los que vivieron en sus propias carnes la represión e incluso la cárcel, pedir respeto a los “antifranquistas sobrevenidos”. Le he oído protestar contra la alegría y la irresponsabilidad con que gente nacida en democracia critica la transición. ¡Qué fácil es torear desde la barrera!
En cuanto a lo de Garzón no diré mucho. Ya lo hice en su momento. Sólo rogaría a toda esta gente tan escandalizada que dejen por un momento a un lado sus emociones y que prueben a informarse. Pierdan un rato de su vida (como hemos hecho algunos) para documentarse y enterarse de porqué (técnicamente, no lo que ustedes creen desde su punto de vista emocional) está imputado Garzón. Este señor no está siendo acosado por perseguir al franquismo ni, como ha dicho irresponsablemente Carmen Chacón, por perseguir la corrupción. Está imputado en tres causas diferentes por (presuntamente, claro) saltarse las leyes vigentes a la torera, algunas de ellas referentes a los derechos procesales de los detenidos.
Digo yo que todos creemos en el imperio de la ley y que los jueces (y de la Audiencia Nacional nada menos) deben ser los primeros en respetarla, por muy simpáticas que nos resulten las causas que persigan. ¿O va a ser que en el fondo algunos son menos demócratas de lo que se creen?