domingo, 7 de marzo de 2010

Pasmo nº 23: ¡ESTO SÍ QUE ES UN ESCÁNDALO!


Después de tanto rollo con la chorrada de los gallegos, de tanto debate taurino, nos encontramos (de nuevo) con lo que verdaderamente es uno de los grandes problemas de la sociedad española.

Me refiero, claro está, a la violencia que sufren ciertas personas sólo por querer manifestar sus opiniones.

El otro día Rosa Díez fue agredida por pretender dar una conferencia en la Universidad Autónoma de Barcelona.

Un grupo de independentistas boicotea un acto de Rosa Díez en Barcelona"


¿Qué está pasando en España?

Pero evidentemente no es sólo Rosa Díez la víctima de este tipo de "actuaciones" represoras de la libertad. Otro ejemplo:

Atentado contra la libertad de expresión

La libertad y sus enemigos


Hay gente que minimiza el problema terrorista. A mi me han dicho personalmente y he leido en blogs (incluso en este mismo: "ETA lleva más de 50 años matando y nuestras libertades no han dejado de aumentar. Les das más importancia a los terroristas de la que merecen..."-¡¡!!-) cosas como que al fin y al cabo muere mucha más gente por cualquier otra cuestión (por ejemplo la violencia doméstica).
Aparte de juzgar la importancia de un crimen (o la maldad de un dictador, como hacen a menudo) por el número de muertos que produce, lo cual es harto discutible, este tipo de afirmaciones demuestra un visión limitadísima (limitada de forma políticamente interesada, probablemente) del problema.

Evidentemente, si el problema del terrorismo son sólo los muertos y somos unos monstruos insensibles e insolidarios, podemos sentirnos a salvo de esta lacra y decir que "tampoco es para tanto", que "tampoco es tan preocupante".

Pero es que el problema es otro y no tiene que ver con los muertos sino con la LIBERTAD. El problema es que hay gente que quiere dar a conocer pacíficamente sus opiniones (opiniones legítimas y nada extremas, por otra parte) y son agredidos por ello. El problema es que hay grupúsculos radicales que se creen con el derecho de imponer al resto de los ciudadadanos qué ideas deben escuchar y qué ideas no.

Y todo esto con una reacción tibia por parte de las instituciones que deberían condenar y, sobre todo, atajar este problema de forma radical.
Esto es lo que debería realmente preocupar a los verdaderos demócratas, fueran de la ideología que fueran. Pero parece que cuando las agresiones y las amenazas van a un rival político, son menos graves.

Para mi y para otros muchos éste es un problema GRAVÍSIMO, que afecta a la raiz misma del Estado de Derecho. Espero sinceramente que personas como Julia Otero, que tan vehementemente se han manifestado por la chorrada de los gallegos, se pronuncien al menos de forma tan contundente contra estas agresiones.

No lo sé, si ustedes se enteran comuníquemenlo.

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